La ruta ya estaba clara, con Gabriel Carrasco la habíamos observado desde un mirador en Diciembre de 2007. El pronóstico del tiempo indicaba buenas condiciones así que partimos el sábado 1 de Noviembre. Llegamos con buen paso al lugar de campamento, bajo el Canalón de los Españoles, al final del cajón. No acampamos solos, había otro grupo cuyo objetivo era el Diente del Diablo.
Para bajar, tuvimos que rapelear un nevero, el único problema fue que la cuerda no dio hasta abajo, así que el resto fue desescalada. Llegamos al campamento a las 7 PM, desarmamos rápido y continuamos la bajada lo más rápido posible para aprovechar la luz de lo que quedaba de día. Calculamos el tiempo, al ritmo que íbamos, que llegaríamos a las 10:30 PM al refugio del DAV en Lo Valdés, lugar donde habíamos dejado la camioneta. Pero las cosas no siempre salen como uno las espera y la noche obscura, nos cubrió con su manto negro. Envueltos en ella, no veíamos nada. Después de subir y bajar por el cerro, para poder encontrar la huella, decidimos que lo mejor era vivaquear, descansar cerca del agua y gozar de la vista de las estrellas.
Con los primeros rayos de sol, partimos nuestra marcha nuevamente para llegar finalmente a la camioneta y despertar a una Eliana algo preocupada, pero confiada en que llegaríamos sin problemas. Lo mejor de ese día fue el desayuno en el refugio del DAV. Chocolate caliente, pan con queso, jamón, dulce. Como para volver de nuevo al refugio y gozar de un hermoso amanecer. Camino a Santiago, como todo día lunes, empezaron a sonar los celulares. El trabajo llama, de vuelta a la realidad. Como dice aquella vieja canción: Lunes otra vez, sobre la ciudad, la gente te ve, vive en soledad…., calles sin color……etc ….Gabriel Muñoz, enero 2009
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