jueves, 17 de diciembre de 2009

Juncal

El Juncal había quedado entre las tareas pendientes luego de un intento cargado a los penitentes
que hicimos en enero de 2007. Tras desgarros, vocales de mesa, caderas rebeldes y hasta un
embarazo (felicidades Andrea y Pablo!!), el equipo quedó reducido a
Beatriz Delgado, Pablo Silva y Eduardo Atalah.

La caminata comenzó el 8 de diciembre desde Hornitos,
unos 9 Km al sur de la cuesta Caracoles, en Portillo.
El primer día nos acompañó Carlos Esguerra y su hermano Mauricio, que afortunadamente
oficiaron de porteadores, aliviando la marcha hasta la morrena del glaciar norte del Juncal.

El glaciar estaba en buenas condiciones, con la mayoría de las grietas cubiertas
y puentes firmes para atravesarlas,
aunque igual anduvimos metiendo las patas más profundo de lo esperado.

Luego de 7 horas habíamos recorrido toda la lengua glaciar hasta el pie del cerro.

Allí encontramos una cresta sin nieve y una breve vertiente,
así que a a 3.300m instalamos el Campamento 1.

La segunda jornada fue extenuante,
pues exigió superar un desnivel de 1300m cargados con todo el equipo.

Además hay algunos pasos complicados, como la banda de rocas conocida como flechas verdes,
por la que hay pintada en una de sus caras.

El paso por las flechas verdes es corto, aunque bien expuesto.

Luego se debe sortear una banda de hielo ...

... que no estaba muy al descubierto, lo que nos permitió superarla sin asegurar.

A continuación enfrentamos una gran rimaya que conviene rebasar por su costado sur,
donde encontramos un puente seguro.

Tras la rimaya, una canaleta conduce directo a un aéreo balcón a 4680m,
propicio para instalar el C2.
La pendiente es tan pronunciada, que por ella se nos fue un mástil,
así que la pobre carpa quedó medio coja.

Allí nos quedamos todo el día siguiente, disfrutando incomparables vistas al Aconcagua,
al Mercedario y a otra infinidad de cumbres.

Al cuarto día intentamos la cumbre.
Salimos a las 3:45 por una canaleta que bordea el glaciar a lo largo de una intimidante
línea de seracs y que remata en su meseta superior, a 5200m.
Desde ese lugar ya se puede apreciar el largo filo que conduce a la cima.

Desde la meseta al oeste hay una vista soberbia al Alto los Leones y su glaciar ...

... y hacia el norte, al Aconcagua y sus vecinos.

La parte superior del glaciar estaba surcada por grandes grietas,
algunas de ellas de más de 20m de profundidad.

Desde arriba se alcanza a ver buena parte del valle del río Juncal,
incluso hasta Hornitos, donde dejamos el auto.

Hacia el noreste se abren magníficos valles glaciares,
que nos daban la impresión de estar en Patagonia.

Tras 2h cruzando la meseta glaciar, alcanzamos el filo cumbrero,
que presenta un acarreo típico de nuestros cerros de la zona central.
Parece corto, pero nos demandó casi tres horas, en las que sino es por Betty y Pablo,
me quedo durmiendo la siesta de los apunados.

Finalmente, pasadas las 13:30, alcanzamos la cumbre,
justo cuando las nubes se elevaban desde el valle.

El abrazo fue emocionante.
Luego de 10h de esfuerzo, el Juncal nos premio con una visión grandiosa de valles y glaciares.

Hacia el sur se alza el Nevado del Plomo ...

... y hacia el SO, la Cumbre Chilena del Juncal,
mientras Pablo revisaba el Libro del Banco de Chile.
Al respecto hay que decir que el GPS sólo nos marcó 5935m,
lo que ratifica las dudas acerca de si el Juncal es efectivamente un 6mil.

Alcanzamos a estar 10min en la cumbre y comenzó a nevar,
pero antes y frente a nuestras rogativas, el Juncal nos reveló cómo debíamos votar el domingo.

El descenso fue largo y nevado ...

... pero nos permitió disfrutar del magnífico paisaje
que nos habíamos perdido por subir de noche.

Al quinto día y luego de desarmar el C2, iniciamos el retorno a Santiago,
que incluyó sabrosos eventos, como saltar la rimaya, rapelear la banda de hielo ...

... y sobrevivir a la extensa lengua frontal del glaciar norte del Juncal.

Para que Pablo no manejara tan carreteado, alojamos en la Vega Nacimiento,
para recién el domingo 13, reaparecer en Hornitos.
Allí nos encontramos con Catherine Kenrick, impulsora del Parque Andino Juncal
y su cuñado John Dinges, ex corresponsal del Washington Post en Chile
y autor del libro Operación Condor,
quienes nos recibieron efusivamente con un delicioso café en grano y tostadas.
Luego de amena conversa, regresamos a tiempo para votar en Santiago
y cumplir con el mandato de la montaña.

***

Eduardo Atalah

***

1 comentario:

OUTDOORS-CHILE dijo...

BUENISIMO...CREO QUE NOS FALTO LLEGAR MAS ARRIBA JAJ..SALUDOS.


GARY.