En un frío domingo 12 de julio, Eduardo Atalah (UC), Álvaro Vivanco (DAV), Ismael Mena y yo (UC), a falta de objetivos más originales compatibles con las condiciones climatológicas y el tiempo disponibles, partimos rumbo al Manchón (3720m), pero con la oculta e ilusa intención de hacer el Piches (4233m).
Al terminar el eterno filo y asomarnos, ¡por fin!, al cajón de Yerba Loca, llegamos a la lógica conclusión de que el Piches no era ni remotamente factible. Incluso la tentación de enfilar igualmente hacia el oriente a la siguiente punta, tuvimos que desecharla por la distancia y tiempos que presumiblemente involucraría el cometido.
Así las cosas, culminamos, a eso de las 13:30 hrs., en la heladísima cumbre del Manchón desde donde pudimos apreciar, entre otros, un inconfundible Altar desplegándose, imponente, ante nosotros, casi sin nieve y coronado por obscuras y tétricas nubes, al más puro estilo de “Cumbres Borrascosas” de Emily Bronté.
A las 16:30 hrs. ya estábamos en el auto satisfechos de la inusual jornada y pensando cómo conquistarse un pituto en
Por Beatriz Delgado Fonfach
Fotos Álvaro Vivanco
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